martes, 14 de mayo de 2024

Lo complejo de la guerra en Gaza

Un contacto de Facebook me escribe diciéndome, con respecto al una caricatura (ciertamente fuerte) que muestra al ejército israelí matando palestinos y reflejado en un espejo con uniformes nazis,

que “todo el mundo se cree ahora experto en un tema del que no tienen la menor idea”, que está “sorprendido sobre cómo se ha impuesto la muy bien financiada propaganda de Irán y Hamás”, y que “Ya nadie recuerda cómo comenzó esta guerra: con la masacre de más de 1200 personas, incluyendo niños y ancianos, que estaban en sus casas o en una fiesta juvenil “por la paz”; mutilados, quemados, violados, y además cientos de secuestrados, la mayoría aún en manos de Hamás, aunque muchos ya han sido asesinados también.”

Bueno, pues aquí mi respuesta, que espero le pueda servir a alguien, porque yo ya estoy harto de ver tanta gente que es incapaz de reconocer que el conflicto palestino-israelí es un asunto complejo, imposible de ser reducido a términos sencillos de “bueno/malo”, ni de ser resuelto con medidas terminantes y simplistas:

Esta guerra comenzó en 1967, cuando Israel ocupó ilegalmente la Franja de Gaza, violando los acuerdos establecidos por la ONU en 1947.

Y no, no es que el pueblo israelí esté actuando de manera tristemente similar a los nazis: es el GOBIERNO israelí, comandado por el nefasto Netanyahu, quien lo hace. Muchísimas ciudadanos israelíes y muchísimos judíos en todo el mundo se oponen al abuso del poderío militar Israel para atacar no sólo a los asesinos de Hamás, verdaderos criminales, sino a la población CIVIL de Palestina.

Se trata de un conflicto donde no hay buenos y malos: AMBOS bandos son malos. Pero uno de los bandos tiene un poderío económico, político y militar tremendamente superior al del otro. Por ello, debería al menos obedecer los tratados internacionales sobre la guerra al usarlo. El Estado Palestino, dominado por Hamás, ha cometido crímenes espantosos e imperdonables. El Estado Israelí, también, pero multiplicados por 10.

Creer que uno de los bandos tiene la razón por encima del otro, o que tiene justificación para sus crímenes, es estar cegado.

Basta de mentiras: ¡vamos a votar!

Un lamentable pariente, que está fanatizado por la secta del Mesías Tropical, dice en el chat familiar que “el pueblo que no recuerda su historia está condenado a repetirla”, aludiendo a las muchas matanzas y crímenes de la época del PRI hegemónico del siglo pasado.

Aquí mi respuesta:

También la historia RECIENTE hay que recordarla. El desabasto de medicinas y de vacunas, las muertes de niños con cáncer, la destrucción de selvas y sistemas de cenotes con el tren maya (que ha costado varias veces lo inicialmente presupuestado y sigue sin funcionar como se prometió y presentando fallas y defectos terribles de construcción); la refinería de dos bocas (que también ha costado varias veces lo presupuestado y sigue sin funcionar); la destrucción casi completa del sistema de investigación científica y tecnológica, la infame e internacionalmente condenada persecución judicial a destacados científicos (que acabó en un monumental fracaso, como todo en este gobierno); los daños terribles y humillantes a las comunidades deportiva y artística, con la corrupta Ana Guevara mandando a las atletas ganadoras de medallas a “vender calzones”; la autorización a diestra y siniestra de contratos sin licitación al Clan de los hijos de López Obrador y sus amigos; la instalación del régimen con menos transparencia en lo que va del siglo, declarando de “seguridad nacional” todo tipo de contratos oscuros, incluyendo los del tren maya, la refinería y todo lo que se les da la gana; la militarización descarada no sólo de la seguridad (pese a las promesas que convencieron a los incautos de “regresar al ejército a sus cuarteles”), sino de proyectos de construcción de aeropuertos, hoteles, carreteras y trenes, y el otorgamiento del control de numerosas empresas (como la que controla el tren maya de la corrupción), y el control de las aduanas, etc. etc. Además de un presidente que se pasa todos los días la ley por el arco del triunfo, porque confundió su cargo con el de un tlatoani que no tiene obligación de rendir cuentas. 

Y lo peor, entre TODAS las muchísimas otras cosas que faltaría mencionar en el catálogo de infamias de éste, el peor gobierno en la historia moderna de México: los ataques a las instituciones que garantizan la democracia, como el poder judicial, el INE, le TRIFE, el INAI, la CNDH, así como la organización de una terrorífica Elección de Estado, donde si no ganan sus candidatos, se negarán a reconocer resultados o declararán inválidas las elecciones.

Así que basta con querer asustar con el petate del muerto de lo ocurrió con los gobiernos corruptos de hace 60, 50, 30, 20 o 10  años: hemos vivido el sexenio de mayor violencia, corrupción, mentiras descaradas, violación a las leyes y las instituciones, cinismo, división y polarización deliberada, promoción del odio y el resentimiento, e infamia en toda nuestras vidas.

Basta de memoria selectiva y “otros datos”. Basta de mentiras. Basta de destrucción y corrupción.