lunes, 9 de marzo de 2009

Seudociencia a las andadas

Mi colega columnista de Milenio Diario Fernando Solana Olivares se enoja mucho de que lo critique, pero insiste en publicar artículos en que dice cosas capaces de hacer que se le paren los pelos a cualquier persona con un mínimo de cultura científica. El pasado viernes (6 de marzo) publicó la segunda parte de un texto titulado "El poder de la intención" donde reseña lo que leyó en un libro de una tal Lynne McTaggart.

Sólo un párrafo de muestra para que vean el tipo de argumentos que defiende:

La premisa descabellada que explora McTaggart es que “el pensamiento afecta a la realidad física. Una gran cantidad de investigaciones sobre la naturaleza de la conciencia, realizadas durante más de treinta años en prestigiosas instituciones científicas de todo el mundo, muestra que los pensamientos son capaces de afectar todo tipo de cosas, desde las máquinas más simples hasta los organismos vivos más complejos. Estos resultados sugieren que los pensamientos humanos y las intenciones son una sustancia física que tiene el asombroso poder de cambiar nuestro mundo. Cada pensamiento que tenemos es una energía tangible con poder para transformar las cosas. Un pensamiento no es sólo una cosa; un pensamiento es una cosa que ejerce influencia sobre otras".

Como pueden ver, es la vieja idea de "tus deseos se cumplen" que está detrás de toda la tontería del new age, de la nefasta película What the bleep? (¿Y tú qué sabes?), del libro engañabobos El secreto, etcétera, etcétera.

Lo más triste, además de ver que gente culta e inteligente no sólo crea, si no haga campaña activa a favor de estas tonterías, es ver que además caen en contradicciones: el mismo Solana que hoy apela a "investigaciones (...) realizadas (...) en prestigiosas instituciones científicas de todo el mundo", se la pasa descalificando a lo que él llama "la ciencia occidental". ¿Entonces en qué quedamos? ¿Confiamos en la ciencia, o no confiamos? ¿O sólo cuando nos convenga? ¿O será que esas "prestigiosas instituciones científicas" son orientales, practican algún tipo de "ciencia oriental"?

Chale.
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4 comentarios:

Andrés Tonini dijo...

Chale y recontrachale, me cae. Me da cosa ver cómo la pseudociencia va cada día colándose por todas partes.

¡Ya nomás falta que se usen varillas de zahorí para detectar drogas y explosivos!

Ah, perdón, que esas ya las usa la Sedena...

Eugene´s axe dijo...

Definitivamente es patético que alguien crea en cosas como esas, sin embargo el mundo se está llenando de gente a la que no le gusta pensar y encuentra el camino del new age "como muy fácil". Para los que sabemos algo de ciencia, es frustante que llegue alguien a "sustentar" ideas y/o teorías válidas y comprobadas, como la mecánica cuántica, y quererlas explicar en términos de la voluntad y mamarrachadas de esas. Pero ¿qué podemos hacer con esa gente?, imbéciles e ignorantes siempre han habido.

Anónimo dijo...

Bueno eso del niu eich ya tiene años y felices días. Es parte de la necesidad de algunos hombres de creer en algo y por otra parte el desengaño por las religiones confesionales. Creo ps no se si fervientemente jaja, porque esa palabra a veces es malinterpretada, que nosotros como escépticos, amantes de la ciencia y de la divulgación científica, pero antes que nada seres humanos, podemos ser parte integral de un verdadero cambio en la forma de pensar, sin posturas seudocientíficas ni a base de revelaciones. La lucha contra la seudociencia sigue!!!

Anónimo dijo...

Acabo de terminar el libro "Los nuevos charlatanes" de Damian Thompson, y estoy empezando "Por que creemos en cosas raras" de Michael Shermer; ambos son excelentes. Los recomiendo para detener la ola de irracionalidad de hoy en dia.