De hecho, esa es también una de las razones históricas que hacen que en nuestro país los religiosos no tengan derecho a ser votados a cargos públicos ni puedan poseer medios de comuniación masiva (aunque ahora están haciendo una intensa campaña para modificar esto, bajo el engañoso nombre de "libertad religiosa"). Los religosos están obligados a obedecer sin chistar las órdenes de su líder religioso, el Papa, que es a la vez jefe de un estado extranjero: el Vaticano. Ello plantea un conflicto de intereses.
Lo curioso no es esto, que es bien sabido, sino que en estos días, en un simposio titulado "Sanciones para algunos delitos imputables a clérigos" ,organizado por la Universidad Pontificia de México, los propios sacerdotes y expertos católicos han expresado varios testimonios que dejan claro este problema. A confesión de parte, relevo de pruebas.
Juzgue usted mismo: en el colmo del descaro, el obispo de Tepic, Alonso Humberto Robles Cota, declara (Milenio Diario, 23 de enero de 2008):
La Iglesia católica es víctima de una persecución jurídica por las reformas a los códigos penales federal y del DF, realizadas el año pasado (con las que se duplican las penalidades a los ministros de culto que abusen sexualmente de menores de edad y se castiga a quienes tienen conocimiento de ese acto y no lo denuncien)
(...) El obispo de Tepic cuestionó la gravedad de inculpar a quienes no denuncien el abuso sexual a un menor de edad. “Lo más grave es cómo se ha ido aumentado la pena a otras personas que no tenían nada que ver, por no denunciar al delincuente, y podría se encarcelado; me parece una persecución jurídica contra la Iglesia, porque si el obispo sabe puede ser encarcelado.
“Nosotros tenemos la norma del vaticano, que a un indicio se debe investigar y comunicarlo a la Congregación para la Doctrina de la Fe, y esperar a lo que ésta decida”.
Entonces, aseguró, sus instancias eclesiásticas “se verán invadidas por una persecución jurídica contra la Iglesia”.
¡Pobrecitos sacerdotes pederastas! Querían estar sujetos sólo a la justicia vaticana. ¿Algo más?
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